Nuestra huerta
Nuestra huerta es el resultado de siglos y siglos de ocupación humana que gracias a la benignidad del clima, la fertilidad de sus tierras y a sus ríos que la vertebran y dan vida, han hecho de este territorio un espacio habitable donde hoy día sus gentes conviven con la naturaleza, celebran y cultivan sus sueños e ilusiones.
La huerta del Guadalhorce es un
paisaje cultural y patrimonial único, es un sistema continuo en armonía en el que el ser humano interacciona con él y lo mantiene vivo. Es un agro-ecosistema, un referente de identidad colectiva capaz de albergar una amplia variedad de actividades y usos de interés social: gastronomía, agroturismo, paisajismo, ornitología, senderismo, piragüismo, bicicleta, escalada…
El entorno de las huertas guadalhorceñas, poseen un
alto valor ecológico y paisajístico derivado de la elevada diversidad biológica que habita en ellas y de la continuidad de las prácticas agrícolas tradicionales, convirtiéndose en un espacio único para el desarrollo de diferentes especies de fauna y flora que hacen de la huerta su mejor morada. Por otro lado, constituyen auténticos vergeles de multitud de variedades locales de especies hortofrutícolas y frutales que suponen un importante recurso no sólo paisajístico sino también genético.
Además, las huertas tradicionales del Guadalhorce utilizan modelos sostenibles de producción constituyendo
importantes herramientas para conservar la biodiversidad de los ecosistemas del territorio. La explotación tradicional aporta índices menores de emisiones a la atmósfera, elimina la contaminación por productos fitosanitarios de los suelos, favorece la conservación de la biodiversidad y garantiza alimentos saludables. Así, las huertas del Guadalhorce constituyen verdaderos
sumideros naturales que contribuyen a paliar los efectos del Cambio Climático.