Paisaje
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Huertas del entorno de El Chorro
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Vega del Río Guadalhorce
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Cítricos del Condado de Puerto Hermoso
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Huertas de Nescania
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Llanos del Parrao
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Huertas de Capellanía
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Dehesas Bajas
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Huertas moriscas de la Vega del Río Fahala
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Huertas de Urique - Las Torres
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Huerta de los Llanos
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Huertas Viejas
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Albuquería
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Huertas de Río Grande
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Huertas del Río Pereila
Para la cultura mediterránea la huerta desempeña un papel fundamental en la integración del paisaje configurando lugares de reunión y de recreo.
La huerta del Valle del Guadalhorce es un espacio productivo, pero también es un
paisaje cultural, y único, es un
agro-ecosistema, un referente de identidad colectiva y ámbito capaz de albergar una amplia variedad de actividades y usos de interés social.
¿Qué valor tiene la Huerta del Valle del Guadalhorce?
La Huerta del Guadalhorce es un referente insustituible en la identidad cultural de la comarca y un valioso recurso para el desarrollo rural del territorio en un entorno de gran valor paisajístico y medioambiental.
Los valores más significativos de la Huerta del Guadalhorce pueden agruparse en dos categorías:
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Patrimonial como valor histórico, paisajístico y cultural:
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Forma parte de la memoria e identidad histórica del Guadalhorce y su área metropolitana a la que singulariza gracias al paisaje, el patrimonio construido y la cultura artesanal.
Rancho coíno, Antonio Reyna.
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Es un paisaje vivo: desde hace ya varios siglos está cultivada y vinculada a una infraestructura hidráulica histórica.
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La huerta mediterránea está amenazada de desaparición debido al crecimiento urbano y a los cambios socioeconómicos, por lo que la Huerta del Guadalhorce es de interés no sólo local o regional sino universal.
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Funcional como espacio abierto periurbano valioso, desempeñando funciones estructurales claves:
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Función articuladora de los grandes elementos de paisaje de las áreas metropolitanas.
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Función medioambiental y de prevención de riesgos naturales y de adaptación y mitigación al cambio climático, proporcionando áreas de laminación que sirven de defensa frente a inundaciones; mejorando el microclima; absorbiendo grandes cantidades de CO2 por la biomasa que produce.
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Función conformadora del espacio periurbano, evitando los continuos urbanizados.
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Función recreativa y social, ofreciendo un espacio libre que puede albergar espacios verdes e itinerarios para el disfrute de los residentes y visitantes del área metropolitana.
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Paisaje de la Huerta del Valle del Guadalhorce
El paisaje de la Huerta del Valle del Guadalhorce queda definido por ser un sistema continuo en armonía en el que el ser humano interacciona con él y lo mantiene vivo.
El
río Guadalhorce, después de recoger las aguas de la comarca de Antequera y cruzar la cordillera por el
Desfiladero de los Gaitanes, se hace adulto y forma su propio valle, el del Guadalhorce, el más importante de Málaga.
Un valle que es al mismo tiempo camino y corredor fértil de huertas y gentes, y anfiteatro de sierras que aportan sus aguas, su cobijo y su paisaje.
Huertas salpicadas de casas de labranza y caseríos, cruzadas por carreteras, caminos, ferrocarril y canales; huertas que cubren el fondo del valle y trepan en bancales por cabezos y pequeñas colinas; huertas en fin de un paisaje de vida que lucha entre el ser y el haber sido.
Al este del Guadalhorce, el paisaje es de formas suaves con pequeñas colinas ocupadas por cereal, algunos olivos y restos del viejo encinar; es el paisaje del
corredor natural que cruza la provincia desde Periana hasta Álora separando la Cordillera Antequerana de los Montes de Málaga. Montes que también sobresalen en
Álora por la mitad occidental del término con su característico paisaje laberíntico de lomas, cubiertas en su mayor parte por olivares, almendros y matorral.
Por la zona de
Pizarra las tierras están atravesadas de norte a sur por el río Guadalhorce y ofrecen un variado paisaje en el que destacan la
Sierra del Hacho, un singular paisaje de rocas de arenisca que se hace espectacular. La vega aporta al entorno el verdor y frondosidad de sus
naranjales y otros frutales que a veces comparten las riberas del río con bosquetes de eucaliptos. Por la mitad occidental, los
nuevos regadíos del Guadalhorce han transformado las pequeñas lomas y terrenos ondulados en bancales donde se cultivan cítricos, cultivos subtropicales y otros frutales, completando y realzando el paisaje de las
huertas tradicionales.
Por
Coín las sierras del cordón montañoso litoral se asoman al valle del Guadalhorce entre los alcornoques y pinares de la
Sierra de Alpujata.
Al sur de esta Comarca, las tierras esconden parajes de gran belleza. En el que se conoce con el nombre de
La Fuente, el
río Alaminos baja en torrenteras desde los manantiales de
Sierra Negra por la vertiente Rosa y tras 700 metros de caída se sosiega en el fondo de un estrecho valle entre huertas salpicadas de casas de labor y de recreo, cerca de este paraje existe otro más recoleto pero también de gran belleza,
la Albuquería.
La
Albuquería, en donde el
río Pereilas, ha formado un pequeño valle cubierto de
naranjos y limoneros, que contrasta con lo abrupto de las laderas que lo flanquean.
Unas laderas que pasan de los alcornoques y pinares a las terrazas de frutos subtropicales gracias a las excelentes condiciones climáticas del paraje y a la abundante agua que encierra en sus entrañas la sierra. Las
huertas que asoman por los parajes y de la Fuente y la Albuquera, al salir de la sierra se convierten en protagonistas principales del paisaje, bien sea arropando a la población por
Valdeperales, Huertas Viejas y Huertas Nuevas, o bien uniendo los valles de
río Grande y su afluente el
Pereilas antes de salir al Guadalhorce. Allí donde el agua no llega, los campos de Coín son de olivares que ocupan lomas y pequeños cerros o de cereal que cubren los terrenos ondulados al norte de río Grande.
Alhaurín el Grande se extiende tras un amplio anfiteatro de montañas cuya máxima altura la detenta la
Sierra de Mijas, cubierta de amplia vegetación y repoblada totalmente de pinos, a partir de un abrupto escarpe de la Sierra, labio inferior de la misma y en una altura no superior a los cuatrocientos metros se inicia un descenso suave, ocupado ya por tierras de labor, de secano y regadío, de frutales y olivares, de almendros e higueras, interrumpido a veces por pequeñas colinas y valles donde corren las abundantes aguas que de los montes bajan; aquí se encuentra el núcleo urbano.
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Caracterización de los Paisajes Agrarios Tradicionales Singulares vinculados al agua
El agua es el elemento clave que ha moldeado los paisajes agrarios más singulares de la comarca del Valle del Guadalhorce. Los espacios de agrícolas de mayor interés tanto desde el punto agrícola como el social y cultural en la comarca son las zonas de
regadíos. A lo largo de los tiempos en el valle del Guadalhorce se ha creado una
cultura de huerta moldeada por el agua y sus usos.
La caracterización del paisaje agrario tradicional vinculado al agua queda representado en el mapa que se muestra a continuación:
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ÁLORA
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Huertas del entorno de El Chorro
En las zonas altas de la vega del río Guadalhorce, el paisaje madura y se acentúan los contrastes. Los campos de cereales van tomando protagonismo y las huertas luchan por subsistir. El río Guadalhorce supera el obstáculo geológico que a modo de barrera natural actúa el Desfiladero de los Gaitanes. Sus aguas continúan su recorrido bañando las huertas de cítricos. Los Cascareros muestran la importancia de la citricultura en el territorio, donde tuvo su máxima expresión a principios del siglo XX.
2. Vega del río Guadalhorce
La llegada del Islam a Al-Andalus define una cultura agraria con una profunda vocación destinada al aprovechamiento del agua. El agua adquirió una honda significación simbólica y estética. Álora, el asentamiento andalusí más relevante de la comarca, se situó en la fértil vega del río Guadalhorce, transformándola en un paisaje eminentemente agrícola.
El paisaje actual se encuentra conformado por huertas tradicionales de cítricos a ambos lados del río Guadalhorce, el elemento más particular del territorio.
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PIZARRA
3. Cítricos del Condado de Puerto Hermoso
El río Guadalhorce, a su paso por Pizarra, es al mismo tiempo camino y corredor fértil de huertas y gentes, y anfiteatro de sierras que aportan sus aguas, su cobijo y su paisaje. Huertas salpicadas de casas de labranza y caseríos, huertas que cubren el fondo del valle y trepan en acequias por cabeceros y pequeñas colinas. Huertas de un paisaje vivo que luchan entre el ser y el haber sido. Naranjos, limoneros, mandarinos, dominan las huertas de la vega del río Guadalhorce. Lejos del río, el paisaje se define por el olivar.
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VALLE DE ABDALAJÍS
4. Huertas de Nescania
La
Sierra de Abdalajís, avanza desde las proximidades de Antequera para formar un gran arco de circunferencia de materiales calizos en cuyo centro se extendió la célebre y populosa
Nescania, conocida siglos más tarde con el nombre de Valle de Abdalajís. Muchos son los objetos encontrados que testimonian la importancia que tuvo aquella población romana: sepulcros, lápidas, camafeos y otros. Se encuentra fertilizada por los arroyos de las Piedras y de los Yesos, el Barranco del Búho y cuatro abundantísimos manantiales que han propiciado la permanencia de los cultivos de regadío desde antaño. La citricultura ha dominado el paisaje de huertas de Valle de Abdalajís durante décadas, pero ahora se encuentra en decadencia.
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CÁRTAMA
5. Llanos del Parrao
Poderosos ríos como el
río de Fahala y el
río Guadalhorce se encargan de dar vida a los valles de Cártama, y es que a ambos lados de las orillas de estos ríos y de los valles que forman los pequeños arroyos se pueden observar esplendorosas huertas dedicadas por completo al naranjo, limón y mandarina.
Gracias a las técnicas empleadas por los árabes para el transporte y el mantenimiento del agua, las superficies de tierras dedicadas a los cultivos de hortalizas y cítricos han aumentado considerablemente. Y es que los cartameños tienen mucho que agradecerle a los árabes ya que no solo mejoraron las técnicas de riego sino que también introdujeron nuevas variedades de árboles frutales, como el albaricoque y sus derivados;
el naranjo y el limón, los cuales y pese a que en un principio eran árboles decorativos, terminaron por convertirse, con el paso del tiempo en el árbol predilecto de Cártama y de toda la Vega Malagueña.
6. Huertas de Capellanía
El Guadalhorce, río poderoso y amable, que se encarga de ser el corazón de la comarca, hace uso de su poderío, abriendo paso a un valle de numerosas y hermosas
huertas de regadío. Y como no a su paso por Cártama enriquece con sus aguas y limos, sus ancestrales huertas de limones y naranjos, que van adaptándose a los bailes que muestran los meandros a lo largo del curso del río.
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ALHAURÍN EL GRANDE
7. Dehesas bajas:
Valle Hermoso o la
Dehesa Baja es el nombre con el que se conoce a este extenso valle de huertas tradicionales que se extiende de norte a sur, desde
Sierra Gorda al extremo oeste del núcleo municipal, y de oeste a este, desde el partido de las Lomas hasta el de
Majavieja. La Dehesa Baja se caracteriza por poseer huertas con una gran variedad de cultivos horto-frutícolas que se reparten de manera aleatoria, esto denota el carácter de autoconsumo de antaño, donde estaban presentes variedades de
manzanas semillanas, mandarinas castellanas, naranjas cachorreñas, naranjas de oro, melocotones, peras san juaneras, pimiento miguelito, batata minina, etc.
Este partido repleto de tierras minifundistas se encarga de unir la funcionalidad económica de la agricultura, la tradición, con el ocio y servicio recreativo.
8. Huertas moriscas de la vega del río Fahala
La zona posee un especial encanto debido a la proximidad en la misma del
río Fahala y el
arroyo Sanguino, este último es el que tradicionalmente ha surtido de la fuerza motriz al
Molino Morisco de los Corchos. La zona, con una orografía complicada, está salpicada de pequeñas
huertas de frutales de pepita, hortalizas y cítricos en menor medida.
9. Huertas de Urique-Las Torres
La zona de Urique y Las Torres, muy cercana a las huertecitas moriscas del Río Fahala, está dominada por un paisaje irregular de pequeñas
huertas de frutales de pepita, hortalizas y cítricos, con presencia de algunos ejemplares aislados de olivos y almendros. Las huertas reciben el agua de los múltiples nacimientos y minas de agua que pueblan el territorio.
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COÍN
10. Huerta de los Llanos
Sierra Blanca y Sierra Mijas son las encargadas de darle a Coín su riqueza más apreciada, sus aguas. El origen mismo de la ciudad proviene de sus innumerables fuentes y manantiales que hacen de Coín un lugar bastante singular. De sus manantiales, es
“El Nacimiento” el más emblemático de todos, ya que es el corazón que ha mantenido y mantiene con vida a Coín, gracias a su constante bombeo. El brote natural de las aguas del Nacimiento, dejan su seno para discurrir camino bajo y visitar todas las huertas coínas del partido de los Llanos.
En su recorrido por las huertas hortícolas de los Llanos, el río del Nacimiento se divide en tres arterias, como consecuencia natural del relieve y de la acción del ciclo del agua. Gracias a ello, el río pudo ser domesticado por los musulmanes, los cuales supieron sacarle todo el provecho, creando una
red de acequias. Esta óptima y pensada distribución del agua, hicieron que las huertas del partido de los Llanos adquirieran una intensa e inquebrantable
cultura hortícola.
11. Huertas Viejas
Las huertas constituye la singularidad paisajística de Coín, fruto en sazón de uno de los terrenos agrícolas más ricos de la provincia.
Partidos de Valdeperales, Huertas Nuevas y Huertas Viejas, trasladan consigo expresiones de recuerdos de oasis, verdor de frondas al pie de rumorosas
acequias en plenitud, huertas en flor, prodigio del agua. Es el triunfo de la cultura del huerto. Los partidos muestran desde el tradicional huerto tapiado, abrigado de malos vientos, a la moderna explotación extensiva de frutales; todos los matices de la cultura de la tierra arraigan aquí. Huerta de tradición centenaria, minifundista, fértil y promiscua, como pocas, de hortalizas en el suelo y frutales en el vuelo.
12. Albuqueria
Es en la
Albuqueria en donde el
río Pereilas, que baja desde la
Sierra Alpujata, ha ido formando un pequeño valle cubierto de
naranjos, limoneros y aguacates, que discrepa con las laderas abruptas que lo flanquean..
Gracias a las excelentes condiciones climáticas del paraje y a la abundante agua que encierra sus sierras, las laderas pasan de los
alcornoques y pinares a las terrazas de
frutos subtropicales.
Al salir de la sierra, las huertas se asoman tímidamente por los parajes intramontanos de la
Fuente y la Albuqueria, convirtiéndose en las protagonistas principales del paisaje de Coín.
13. Huertas del río Grande
Río Grande, serpiente cristalina y verde con cabeza bajo la
Sierra de las Nieves y la cola en el Mediterráneo. Transcendental río del Valle del Guadalhorce, pues fue considerado por nuestros hermanos musulmanes como el
Guadalquivir de la Algarabía, y no era para menos, ya que este río se encargaba de ir formando a lo largo de su recorrido toda una cuenca de vivos contrastes entre los montes y campiñas de los márgenes y las frondosas huertas de las riberas. Sus afluentes se funden en cultivos aterrazados donde nacen
naranjales, limoneros y frutales de regadío, que van desde el fondo del valle a lo alto de las pequeñas colinas.
El profuso sistema de riego que aún perdura en la zona, se encarga de regar las
huertas fértiles que jalonean la ribera del río.
14. Huertas del río Pereila
Es el río Pereila un prodigioso río, que desde que baja por los montes de la
Albuqueria hasta que se une a río Grande, va dando vida. En su amplio recorrido va abriendo paso a numerosas
huertas de cítricos y árboles frutales, pero no solo son las huertas las que se benefician de las aguas de este poderoso río, ya que antiguamente numerosos
molinos de harina y aceite utilizaron las aguas de este río como fuerza motriz.
Desde que nace hasta su muerte, este río se encarga de dividir las tierras que bañan en
Pereila Alta y Pereila Baja. Cada una de estas zonas se caracterizan por presentar diferentes tipos de huertas.
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