Cocina
En un lugar donde predomina la cultura de la huerta y el regadío, la gastronomía no podía ser de otra manera sino que basándose en los productos que la tierra fértil nos ofrece.
Por ello, los primeros platos de la cocina tradicional de casi todas las localidades se materializan en sopas basadas en ingredientes comunes como son el tomate, el pimiento, la cebolla, las patatas y el pan. Así nacen las Sopas perotas de Álora, las Sopas “aplastás” de Pizarra, las Sopas cachorreñas de Cártama, las Sopas “jervías” de Coín o las Sopas de caldo “poncima” de Alhaurín el Grande, sopas elaboradas con alimentos de la huerta que también son la base de buena parte de los segundos platos, como es la porra, el majaíllo de espárragos, el aliño o el calabacete.
La comarca del Valle del Guadalhorce, por la fertilidad de sus huertas y la benignidad de su clima cuenta con una gran variedad de productos hortofructícolas de gran calidad.
Tiene especial interés la producción de frutas y verduras ecológicas que día a día va tomando importancia y cada vez son más los restaurantes que tenemos certificados como ecológicos.
La
repostería del Valle del Guadalhorce posee una fuerte influencia en sus ingredientes del paso de los musulmanes por la comarca.
Almendras, miel o ajonjolí son algunos de los ingredientes que dan forma a una repostería que tiene en las
Rosquillas de ochio (rellenas de una masa elaborada a partir de higos secos y almendras), los
Bollos de aceite (hechos únicamente con aceite y azúcar), los
Roscos de puerta horno, los
Borrachuelos (rellenos de polvo de batata o de dulce de cidra y cubiertos de miel o azúcar) o los
Pestiños a sus principales abanderados.
El
pan cateto de las localidades de Álora, Cártama o Coín es conocido en toda la provincia de Málaga por su sabor y, sobre todo, por la gran capacidad de conservación que poseen. Este pan, amasado a mano y elaborado con harina de trigo molida a la antigua usanza (procedente del molino de harina de Almogía), es decir, entre dos piedras, se hace en horno de leña y, debido al método de elaboración y a la calidad de la materia prima, puede llegar a permanecer tierno hasta cuatro días.
El pan cateto del Guadalhorce es base, por otro lado, de platos de su gastronomía como la Sopa de caldo “poncima”, las Sopas “hervías”, las Sopas perotas o las Sopas aplastás.
La
miel que se dan en el Guadalhorce son los típicos de la flora mediterránea: tomillo, romero, lavandas, retamas, eucalipto, azahar… La miel del Guadalhorce destaca por su gran calidad, sus especiales características organolépticas, con un sabor y aroma muy peculiares que hacen de esta miel un alimento inconfundible.